Diario de una Cabrona

Hace poco descubrí en este universo de bloggers a Manta Raya, una muchacha separada recién llegada al mundillo. Me ha gustado su blog y os invito a que os partáis con ella "jodida pero urbana". Llevo dos días posteándola a muerte pero no se entera.
Sin que sirva de precedente decirle:

Querida Manta Raya... por favor, acude al modelo de plantilla de tu blog y desactiva la opción de moderación de los comentarios para que todas podamos decirte lo mucho que nos reímos caxojodía!!!
Si tuvieses mail no lo habría hecho así.
Mucho ánimo con tu nueva vida.. ¿¿te harás bollo??

Ah y ya que estoy, deciros las guarradas que busca el personal cuando aterriza en est mi diario:
- fulanita de lujo
- atar y follar
- marineritas
- cosas de asco
- cómeme el co**
Qué panda de degenerados-depravados de mierda!!

Tengo una tía monja. Y tengo una tía monja como quien tiene un hijoputa o un cadáver en la familia: es algo que se oculta porque queda feo y apesta.
Mi tía -sor Elena para las amigas- es el ejemplo vivo del personal de la iglesia católica: se mete donde no la llaman, reclama herencias que no le van ni le vienen, le gusta cizañear en la familia, comió y bebió a destajo hasta que el intestino se lo impidió y, eso sí, llama en navidades para felicitarnos el nacimiento de Cristo y en semana santa para tocarnos los cojones.

Fue la primera persona en descubrir, sin embargo, a la bollera que habitaba en mi. A los once años, me vió en la galería de la casa de mi abuela, reproduciendo una coreografía de Madonna en el Blond Ambition World Tour. Alzó la ceja izquierda, que es la del mal rollo, se le puso blanca la papada y me dijo “hija, qué haces” a lo que yo contesté jocosa “me preparo para ver en diferido el concierto de Madonna!”. Y ella contestó, grave y solemne, como contestan las hijaputas de las monjas cuando no se han ido nunca de misiones “hija, esa señora es una pecadora”.
En el concierto, Madonna se pegó un mate con cada una de sus bailarinas-coristas. Os aseguro que fue en ése momento cuando entendí que esto de ser pecadora, me iba a gustar un huevo.

A las mujeres se nos educa para ser empáticas, emotivas, agradables. sumisas...y no doy más el coñazo con mi discurso feminista pero ya sabéis por dónde voy.
El caso es que esta educación judeocrsitiana de los cojones está acabando con la salud de muchas de vosotras.
Alguna vez habéis sentido los siguientes síntomas??:
- acidez de estómago
- dolores en la mandíbula
- reflujo
- dificultades intestinales
- bruxismo (rechináis los dientes de noche)
- dolores de espalda (sobre todo hombros, crevicales, lumbares...)

Pues eso es porque no estáis siendo lo suficientemente cabronas, joder!!
Una cuyo nombre no mencionaré ha sido diagnosticada como reprimida verbal. Receta? Ser más cabrona coño!! Soltar todas las zorrupiadas que sentimos en el momento en el que nos tocan las gónadas: lanzar un buen insulto a tiempo vale más que todos los dolores que acarrea la represión de los mismos!!! Laxante verbal gratuito ya!!!

No más somatizaciones, no más represiones, no más eufemismos baratos;
- cágate en las muelas de la hijaputa de la trepas de tu curro
- cágate en el capullo de tu ex-marido y riéte de su calvicie
- cágate en los santos y allegados cada vez que te pidan explicaciones absurdas
Sé una buena cabronaza de vez en cuando y no consultes con el farmaceútico, hostias!

Las únicas fiestas que a mi entender merece la pena celebrar son el día del disfraz de gorila, el día mundial de la cabrona (28 de febrero) y el día del libro.
A mi me han regalado esdrújulas (me encantan ya sabéis) y el pdf del Manual de la Perfecta Cabrona que me acaba de enviar mi queridísima kenoxo que no abre su blog ni que la aspen, caxojodía.
Ya he despotricado contra el susodicho manual, pero ya me hago una vaga idea del porqué de este envío. Estoy meliflua últimamente, y es que a una le cuesta horrores mantener el tipo 24 horas del día siete días a la semana. Eso sí, yo paso de seguir el consejo de la autora y decir cada vez que me quieran tocar los cojones "yo creo que no". En lugar de tan eufemística frase, sienta mucho mejor un "que te den por el culo ya!" dónde va a parar...

Después de la macedonia que se montó la Botella en su día intentando hablar del matrimonio homosexual, pensé que no encontraría ningún otro ejemplo de subnormalidad profunda... Cuánta ingenuidad por mi parte!!
Seguramente muchos conozcáis la verdadera canción del verano "Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio" donde el grupo Los Happiness (vaya maría más mala se han fumado) disfrazados de metodistas (o algo peor) cantan su joyita:

Hagamos juntos, este crucigrama
Aplacemos lo otro para mañana
Cantar contigo, me llena de alegria
[sha la la la..sha la la la la]
Dejemos todo lo demas para otro dia
Quisiera besarte pero sin ensuciarte
Quisiera abrazarte sin dejar de respetarte.
Amar es saber esperar, es saber esperar, es saber esperaaaarrrr...

y el vídeo, en fin... se lo dejo a Iker Jiménez, y que nos explique de qué puto planeta han salido éstos.
Míratelo

El final es apoteósico: Asociación Nuevo Renacer: por una juventud sin mácula.
Joder! Tendré que montar la Asociación Un Par de Hostias, como represalia!

Hay veces en que el cinismo alcanza cuotas insospechadas. Y así es como, tras mis cinco soleados días de vacaciones, vuelvo con moreno-obrero-gabacho, súper-sonrisa-de-desestrasada y lo primero que me dicen éste atajo de inútiles que tengo por compañeras, con su media sonrisa esbozada cínicamente, es: “el jueves curras gratis por la tarde”.
(Y eso que he reprimido decirles que ha hecho un tiempo increíble, que todo estaba súper barato, que comí de miedo bla bla... para ahorrarles la insana envidia que tan mal queda decorando los despachos. Desagradecidas de mierda!).

Obviamente salto de alegría, porque claro, yo por la tarde no tengo vida, ni social ni de otro tipo, me aburro cual almeja solitaria así que trabajar por amor al arte, para que mi puta empresa se siga forrando con los fondos públicos me eleva al sumum de la satisfacción. A mayores me revaloriza terriblemente que me digan “tienes que ir tú porque es que yo, de ese tema, no tengo ni puta idea”. Joder niñatas, tampoco yo tengo ni idea pero muevo el culo de vez en cuando, hostia ya! Si es que las hay que no tienen sangre en las venas! Creo que empiezo a preferir a las pánfilas-busco-contrato de mis becarias.

Todas las mañanas voy andando al curro, como una peatona feliz, escuchando música negra para animarme, y la primera palabra que pronuncio, todas las mañanas, sin excepción es "hijodetuputamadrecabrón!" porque siempre hay uno que va tan jodidamente dormido al volante que no se entera de que YO, peatona feliz, tengo derecho a cruzar el paso de cebras sin morir en el intento, coño! Y sigo rallándome, durante los quince minutos de caminata que me quedan, sobre lo laxo que es Tráfico con estos comemierdas y en qué puta caja de galletas consiguieron el carné.
En fin, me voy de vacaciones a hacer de burguestia por Francia. Que os den.

Lo hortera me puede, me provoca erupciones cutáneas y calambres en las trompas (las de Falopio, obviamente).
Sólo pondré dos ejemplos.
Ejemplo 1. Los tunos.
Los tunos son esos chavales que en primer año de carrera no tienen aspiraciones de diversión, son los vírgenes eternos, tímidos de mierda y sin otra vida social que la de revestir una capa negra con remiendos de colores y salir a dar el coñazo con sus sonatas. Lo peor de todo es que sonríen, cual muñecas hinchables, como si ellos fuesen el último reducto de una tradición supuestamente simpática y entrañable. En Santiago tenemos ahora el Gran Concurso de Tunas, que es como una concentración de tuneros (pero en antiguo), una no consigue calcular el nivel de patetismo por metro cuadrado...

Y ejemplo 2. Los tuneros
Unos individuos cuya mayor preocupación es la de adquirir un equipo de música digno de Pacha-Ibiza para un coche tipo Cher, no pueden tener más de media neurona. Suelen venir acompañados de novia-jamona–peluquera-rubia-de-bote de similar cociente intelectual. Y lo peor de todo es que estos impresentables son asimilados a un fenómeno social!
No no, el fenómeno social es que este país haya tenido en 25 años, más leyes de educación que presidentes de gobierno.

¿Qué nuevas y terribles horteradas nos depara el mañana?

Me encantan las esdrújulas, aunque no las colecciono. Me gustan porque pican al principio, tardan mucho tiempo en deshacerse en la boca, se estiran muy despacio y se alargan en el fondo del paladar.
Las esdrújulas a menudo implican órdenes como átame, cállate, cómeme (ejemm) y también conllevan una suerte de sonrisa semántica implícita como zigomático, carismática o idiopática, que te llena los carrillos.
Mis palabras favoritas son esdrújulas sin lugar a dudas: pábulo, gárgola, cósmica, mandrágora...

Pero el gran defecto de las esdrújulas es que suenan ortopédicas, anómalas y son interpretadas como camándulas, armas de ostentación o pedantería. Nada más lejos de la realidad: las esdrújulas brillan por su concisión y su precisión a la hora de transmitir conceptos complejos.

Las mal llamadas malsonantes son habitualmente llanas: hijoputa, tocagüevos, berlusconi y me horrorizan, aunque algunas piensen que no. Eso sí, son perfectas para comunicar estados de ánimo alterados, sin mucha precisión...

Pensé que no lo haría hasta llegar, por lo menos, a los 60 años. Es más, cuando fueron unas que yo me sé, me desternillé hasta la incontinencia urinaria, pero al final, y como siempre ocurre cuando escupo hacia arriba, yo también caí.
Diez minutos antes de que abriesen las puertas, hacíamos cola junto a esos despojos del IMSERSO a los que subvencionan para que no carguen a la Seguridad Social con sus cuitas: viejos enormes, viejas raquíticas, montoncitos de pellejos y otros artríticos por el estilo.
Nos recibió el dulce olor a huevos podridos y procedimos a la “procesión del jubilado”.
A remojo durante casi tres horas, entre jacuzzis, saunas de tantos tipos que ni en el Mercadona y chorros sodomizantes, para quedarte como quien estrena piel nueva.

Pero lo mejor de todo es la ducha comunitaria. No porque yo comparta la gerontofilia de cierta individua (confiésalo ñaja, el IMSERSO puebla tus fantasías) sino porque ante tanto pellejón caído, tanta arruga y tanto muslo varicoso, yo, desnuda era la reina del vestuario!! Lucí palmito de piel tersa y lisita (las tetas no se me caen porque no tiene adónde). Y sonará triste que me tenga que ir al balneario a recomponorme la autoestima , pero es lo que hay.
El mes que viene repito porque el estrés está acabando con mi espalda, mi estómago y las cuatro neuronas que sobreviven.

“Tío, joder, o sea, deja ya la Historia, joder, la Historia es una mierda, entiendes, es un puto recuerdo, joder, es una puta manera de hablar, entiendes, me cago en tu madre...”
Este es el monólogo-tipo del que hace gala mi vecinita. Una joya la pija ésta que se viste de punkarra en la planta joven de El Pequeño Burgués...y escucha a Manolo Kabezabolo como quien escucha misa de una.

A las once de la noche del jueves, ya sé que no voy a dormir. Los hijoputas tienen reunión etílica (porqué coño no hacen botellón en la puta calle??). No sé si las drogas son las que consiguen que éstos zombies de mierda regresen a la edad mental de 3 años o es que ya los han parido así de defectuosos.

Noche tipo: meterse hasta las cejas de calimocho (fijo que es con un gran reserva, que son punkipijos) y drogas de diseño (diseño Ágata Ruiz de la Cuadra, como mínimo), así como desgañitarse berreando los grandes éxitos del punk- oi! de finales de los ´90. Me conozco las letras de memoria, sueño con ellas y temo convertirme en una retrasada yo también con tanto condicionamiento nocturno.

“Muerte al Estado, muerte a los políticos maricones” gritaban la noche del viernes pasado, a eso de las seis de la mañana. Muerte al Estado pero pagan su alquiler, muerte al Estado pero van bien comidos y bien vestidos, muerte al Estado pero estudian en una universidad pública (dios, qué coño les enseñarán ahora en las fuck?). Los añado a mi lista de incoherentes. Que se compren un puto perro y se vayan a vivir a una cloaca, que es lo que hacen los anarkas, joder. Y que pidan limosna con esos pitillos de Lois que llevan a ver cuántas hostias sacan...

Me gustan los yoyós. Primero porque satisfacen mi onanista narcisismo. Me pronuncio en primera persona mientras juego: yo para arriba, yo para abajo... Y segundo porque reflejan bastante mi ciclotimia de estos últimos tiempos: yo para arriba, yo para abajo, ahora sí y esto si, ahora no, y esto no.
Pero todo yoyó tiene su cordel, y una mano que lo arroja al vacío para luego alzarlo, recogiéndolo sobre sí mismo. Es curioso cómo ese artefacto se cansa a veces de subir, y en cada tirada sube menos y menos, hasta que se queda hipnotizando al suelo con su vaivén, colgado del extremo del hilo.
Gente experta es capaz, sin embargo, de hacerlo subir de nuevo sobre sí mismo hasta el comienzo del hilo, recogerlo y lanzarlo de nuevo al vacío...vuelta a empezar.
Yoyó busca experta..